Estimado Miguel,

Con tu inesperado fallecimiento nos dejas muy solos, pero enriquecidos con el legado de tu obra, de tu pensamiento y de tu amistad. Hoy, en esta carta escrita al cielo, compartida con los lectores de SUMA, me gustaría evocar lo que nos has dejado como herencia, todo aquello sobre lo cual pivotará vivo el recuerdo de tu persona, en la añoranza de tus ausencias. Si, ausencias en plural porque habrá varias. Hubo en ti diversos “Migueles” y por tanto es natural que hoy nos quede de ti una visión poliédrica.

El Miguel-familiar fue para todos los suyos un excepcional esposo y padre. Tus sentimientos más nobles te permitieron vivir una dichosa vida familiar. Muy a menudo me habías comentado las actividades solidarias de tu querida esposa Maite en Brasil y me relatabas con orgullo los avances profesionales de tus queridísimos hijos en Arquitectura y Medicina. La publicación que hiciste de aquellos cuentos que inventaste para contar a tus hijos ha quedado como una buena muestra de tu tierno afecto paternal.

El Miguel-amigo fue para todos nosotros (y este nosotros incluye a muchos) un referente. Siempre aliado al diálogo, a compartir ideas y experiencias, a ayudar y colaborar…

El Miguel-solidario fue y es un ejemplo a seguir. Tus convicciones éticas y tu fe anclada en la generosidad te llevaron a trabajar en acciones solidarias muy diversas. Recuerdo lo que te gustó colaborar en El Salvador, o crear el fondo de solidaridad ICMI, u ofrecer tu rico web al profesorado. Muchas veces fuimos juntos a Argentina a colaborar con la Olimpíada Matemática Argentina y tuve ocasión de ver tu implicación personal en ayudar, a través de las matemáticas y la formación, al avance y al progreso de aquella querida nación argentina.

El Miguel-matemático partió de una sólida formación intelectual, del referente directo que fue nuestro común amigo Alberto Dou, de las vivencias doctorales en Chicago con tu admirado director Calderón y de una mente especialmente creativa. Ya sea en el Análisis Matemático en el que has creado escuela, o en tus últimos años más dedicado a la Geometría, siempre llevabas, con la emoción propia del joven investigador, ideas nuevas y nuevos problemas a desarrollar. No recuerdo ni una sola ocasión en la que no me explicases cual era el último teorema que acababas de demostrar o que pretendías “encontrar”. Incluso ahora habías empezado con éxito tus investigaciones en le campo del “tensegrity”-geométrico, algo que en los tres últimos encuentros me describías con pasión. Quizás el término “pasión por las matemáticas” sea de los más apropiados para describir tu permanente entusiasmo por este viejo oficio al cual, como catedrático y como académico, dedicaste tu vida.

El Miguel-profesor demostró tener especial capacidad y sensibilidad para hacer importantes contribuciones a la mejora de la enseñanza a nivel de secundaria y a nivel universitario, a nivel de formación de profesores y de captación de nuevos talentos. He tenido la suerte de verte actuar en todas estas facetas: discutiendo problemas con bachilleres olímpicos, hablando de metodología didáctica con futuros licenciados, ayudando a jóvenes profesoras/es a conocer innovaciones internacionales, estimulando a jovencísimos niños/as a ser matemáticamente activos.. y siempre con entusiasmo, con firme admiración por la belleza matemática y con tu lucha por una enseñanza mejor…

El Miguel-escritor nos deja una gran colección de artículos y grandes libros. Involucrado también en libros de texto de Bachillerato, supiste como nadie combinar libros de alto contenido matemático con libros de divulgación que siempre tuvieron a la resolución de problemas como estandarte. Amante de revestir los enunciados con aventuras o ranas saltarinas, tu estilo amable en el contar y tu magistral ingenio para resolver, nos permitirá durante muchos años “pensar mejor”…

El Miguel-conferenciante ha prodigado por toda España, y por muchos lugares del mundo, este arte de seducir matemáticamente, contando teoremas o reflexionando
sobre innovaciones, o sobre ética científica, o sobre historia,… pero siempre buscando el interés de la audiencia sin renunciar por ello al rigor intelectual.

El Miguel-impulsor ha generado siempre iniciativas nuevas, programas solidarios, programas internacionales culminados en tus ocho años como presidente de ICMI y numerosas iniciativas nacionales que la inmensa mayoría de los lectores de SUMA han podido ver o compartir…

Y en la primavera del 2004, de repente, se nos han ido para siempre, todos estos Migueles. Todos tenemos motivos para añorar a uno o a todos ellos a la vez. Te lloran y te recuerdan, tus familiares, tus amigos, tus colegas, tus discípulos, tus lectores, tus seguidores,… todos los que tuvimos en alguna ocasión, o durante muchos años, el privilegio de compartirte. Nos quedan ahora muchas ocasiones para remirar fotos, releer libros, recordar anécdotas, recordar vivencias… y decirte desde la más profunda sinceridad: gracias Miguel por tu vida, por tu obra y por tu amor en todas sus manifestaciones.

Ya en el cielo de los profesores de matemáticas buenos, con Gonzalo Sánchez y con Luis A. Santaló y tantos otros, que nos sigáis iluminando el camino. Hasta siempre, Claudi.

Claudi Alsina